No es por calmar la tempestad,
ni si quiera por calmar el mar,
no puedo evitar escuchar tu nombre
y sentarme a esperar.
Que tan oscuro está el cielo como mi corazón,
que se hospeda en este solitario y frio rincón,
ya no quiere latir
ni andar por la vida,
no quiere ser preso de esta cama vacia,
inundado de sombras y espesa melodia,
se ahoga y se ahoga esta leve sintonia.
No es de menester
morir y morir una y otra vez,
pero no es de vivir
darte la vida y quererla dormir...
Ni de buenos ni de malos
querer abarcar
un corazón que en el fondo
partido está.
Pero este es mi destino,
de castillos apresados entre dragones
y cadenas este maldito corazón torturado
por tu condena.
No quiero vivir sin vida
ni morir en ella,
pero si tu corazón me entregas
resurgiré en ella.
este corazón mio,
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